Felix Joseph Henri Lacaze-Duthiers
1821-1901
"Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que sólo estuvo el hombre", escribió Margarite Yourcenar. Primero, llegó el imperio de la razón; después, la Ciencia. Los confines del mundo se expandieron y se redujeron los finis terrae. En el mar, los fondos abisales cambiaron monstruos por criaturas marinas y Poseidón dejó su legado a científicos como Lacaze-Duthiers: iniciador de la investigación marina en Baleares y de la oceanografía en España.
Antes de embarcarse en la Oceanografía, Felix Joseph Henri de Lacaze-Duthiers estudió Medicina y trabajó en el Hospital Necker de París. Había nacido en la capital francesa en 1821 y pasó algunos años dedicado a la Anatomía humana antes de dar el salto al mundo marino.
Como una musa repentina –tal vez un deseo dormido–, hubo un momento en que su trayectoria dio un giro de 180 grados. A sus conocimientos en anatomía se unió su formación en zoología y se convirtió en uno de los pioneros en el estudio de la fauna marina: moluscos, caracoles e incluso corales. Poseidón necesitaba un científico que desmitificara sus criaturas. Entre ellas, el descubrimiento del Murex trunculus en 1958, que producía la púrpura utilizada por los fenicios y considerada fuente de la tinta azul de la Biblia.
En la primavera de 1853 Lacaze-Duthiers, Alphonse Milne Edwards y Jules Haime emprendieron un viaje a Cataluña y Baleares. Según el biólogo especializado en investigación pesquera y director general de Recerca, Desenvolupament Tecnològic i Innovació del Govern, Pere Oliver, su venida fue "el punto de partida de la investigación marina en las Islas y, en consecuencia, de la Oceanografía en España".
Según algunos autores, pasaron también los veranos de 1853 y 1854 estudiando la vida marina. Entre las numerosas especies que describieron destacan dos descritas por el francés: el Gasterostomum haimeanus y el Bucephalus haimeanus. Las investigaciones de Lacaze-Duthiers quedaron recogidas en su obra Voyage aux Iles Baléares ou recherches sur l’anatomie et la physiologie de quelques Mollusques de la Méditerranée. En el caso de Jules Haime, publicó en 1855 su Notice sur la géologie de l'île de Majorque.
Recalaron en Valldemossa –ya sin George Sand y Chopin– y luego en Mahón, cuyo puerto el francés describió como "único para un naturalista". Fue entonces cuando se fraguó su idea del Mediterráneo como el lugar perfecto para un laboratorio marítimo.
Cuando regresó a París su dedicación comenzó a ser total. Se convirtió en profesor de Zoología de Lille y luego en catedrático de la Sorbona. Fundó los Archivos de Zoología Experimental y General, entró como miembro de la Academia de Ciencias de París y sucedió a Achille Valenciennes en la sección de Moluscos, Gusanos y Zoófitos del Museo Nacional de Historia Natural. Para muchos, además, el francés fue el creador de la zoología experimental y uno de los pioneros de la Ciencia moderna.
Entre 1873 y 1876 fundó, por fin, un laboratorio para la investigación marina en Roscoff en la Bretaña francesa y en 1882 el de Banyuls de la Marenda en la frontera hispanofrancesa. Una década después, la semilla de su viaje a Baleares comenzó a germinar. El oceanógrafo Odón de Buen (ver entrada) visitaba entonces Banyuls con el propósito de crear un centro similar en las Islas. "Lacaze-Duthiers fue su pilar y maestro, quien le mostró las particularidades del Mediterráneo y la idoneidad de Baleares para crear un centro oceanográfico que permitiera su estudio", recordaba el director del Centro Oceanográfico de Baleares, Enric Massutí.
El francés le narró entonces –cual idílica odisea– su viaje a Mallorca y Menorca y se convirtió en el principal impulsor y fuente de inspiración del laboratorio de biología marina que De Buen proyectaba para Palma. El Gobierno autorizaba su creación por Real decreto en 1906 y el centro Biológico-marino de Porto Pi comenzó a construirse.
Para entonces, Lacaze-Duthiers llevaba ya cinco años muerto sin ni siquiera haber conocido el alcance de sus 'sugerencias'. Sin embargo, la colaboración entre Francia y España siguió vigente y Odón de Buen fue nombrado presidente de honor y miembro de la junta directiva de la Sociedad Zoológica de Francia que, además, celebró una sesión extraordinaria en Mallorca.
Aunque parezca cosa de mitología, el francés aún volvió a surcar las aguas de su querido Mediterráneo. Esta vez sobre la embarcación –la primera del centro oceanográfico balear– que fue bautizada en su nombre. Por si su impronta fuera poca, hoy un cañón submarino a 35 kilómetros de Banyuls lleva también su nombre.
Baleópolis nº68 22-06-2010
Fuentes
BOLETZKY, Sigurd V. L'argonaute du professeur Lacaze-Duthiers
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