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viernes, 27 de abril de 2012

Jerónimo Nadal, el jesuita de las matemáticas

Jerónimo Nadal
1507-1580

Su nombramiento como rector de la recién inaugurada escuela de Mesina, en 1548 dio un giro a su carrera. Hasta entonces, para Jerónimo Nadal las matemáticas habían sido sólo parte de su formación. Fue entonces cuando, a través del plan de estudios de su Ratio Studiorum, adquirieron un papel fundamental en el sistema educativo jesuita. Tanto que aquella ciencia sería la base racional para el conocimiento.

Nació en Palma en agosto de 1507, en el seno de una familia acomodada que le permitió una educación casi privilegiada. Vivió en la Isla hasta los 20 años cuando acabó sus estudios medios. Después, se trasladó a la Universidad de Alcalá de Henares, donde cursaría el Bachillerato en Artes, pero sería en la Universidad de La Sorbona donde finalmente obtendría su título.

En 1532 y en un París que presumía de tener la universidad más célebre del momento, las matemáticas llegaron a su vida. Era apenas una asignatura más, como la teología, pero Jerónimo Nadal se convertiría luego en lector de dicha materia en el centro. Allí conocería también al que después sería San Ignacio de Loyola. Un personaje que acabaría por cobrar gran importancia en su vida. La siguiente década sería muy convulsa para el mallorquín.

sábado, 17 de septiembre de 2011

Joan Binimelis y el 'best seller' manuscrito

Joan Binimelis
1538-1616 

Binimelis soñaba con ser como Larsson. Un aclamado literato que acaparara portadas y cuya obra estrella -Historia de Mallorca– se convirtiera en un best seller citado en los discursos de l’Estendard. Pero su sueño se evaporó en esos mismos tres volúmenes manuscritos.

Joan Baptista Binimelis nació en Manacor en 1538. En las primeras décadas de su vida su formación y sus inquietudes le convirtieron en el mejor representante del Renacimiento tardío: se interesó por la geografía, la literatura, la astrología... Con apenas quince años se marchó a Valencia a estudiar Medicina, por aquel entonces una de las universidades más prósperas de la Corona de Aragón. A su regreso a Mallorca para ejercer, comenzó también la carrera eclesiástica. «Se sabe poco sobre su familia, pero los datos apuntan a que era modesta, así que tal vez Binimelis vio en la Iglesia una solución a su situación económica», apunta el profesor del Departamento de Filología Catalana de la Universitat de Barcelona, Antoni Moll.

El manacorí se ordenó sacerdote y, con la llegada del obispo Joan Vic Manrique, consiguió protección y meceznago de la mitra. El obispo intercedió años más tarde ante los jurados de la ciudad y el reino –una institución similar al Ayuntamiento pero con poder sobre toda la Isla– para que encargaran a Binimelis la redacción de la primera Historia del reino de Mallorca desde la llegada de Jaume I. "Él mencina este encargo en la obar pero no se han podido encontrar datos que lo confirmen, algo extraño tratándose supuestamente de una petición oficial", explica Moll.


viernes, 26 de agosto de 2011

Los Guasp: la dinastía de impresores

Una vieja imprenta y más de 1.500 matrices xilográficas resumen en la Cartuja de Valldemossa la historia de los Guasp. Una colección –aseguran que de las más antiguas y valiosas que existen– legado de la saga de impresores más prolífica de Europa con cinco siglos de actividad.

La familia Guasp no pudo gozar del mérito de ser impresores pioneros en Mallorca. Ese honor correspondía a Bartomeu Caldentey y Nicolás Calafat (ver entrada) que crearon la primera imprenta en Miramar hacia 1485. Su negocio, sin embargo, no vería el nuevo siglo. Una desaparición prematura que subrayaría aún más los cinco siglos en activo de la saga mallorquina.

La dinastía arranca con el matrimonio del librero Miquel Navarro y Joana Guasp quienes, ante la falta de descendencia, se hicieron cargo del sobrino de ésta, Gabriel. Poco se sabe sobre cómo ese iniciador pasó de la librería a la imprenta. Según algunos estudios, Gabriel Guasp adquirió los instrumentos y máquinas de estampar fuera de la Isla para comenzar el negocio.


jueves, 26 de mayo de 2011

Damià Carbó: el compendio ginecológico

Damià Carbó

Desde los albores de la Historia –cuando ésta aún se escribía entre textos sagrados– la mujer ha sido ensalzada por la facultad, el prodigio, de traer niños al mundo. Criaturas que se desarrollan con macerada lentitud durante nueve meses en el vientre de madres que aúnan todos sus miedos en el momento del parto. Tampoco hay película que se precie sin un parto imprevisto, un niño nacido de camino al hospital. No faltarán, entonces, espontáneos auxiliares. Sin saber que hubo un tiempo en el que las mujeres también eran las únicas facultadas para obrar ese milagro del nacimiento.

Las matronas fueron durante la Edad Media mujeres muy valoradas socialmente. Su oficio pasaba de generación en generación con la única formación de la propia práctica. Algunas tuvieron entre sus manos la responsabilidad del parteo de futuros herederos a la Corona. Para otros, también eran seres peligrosos por sus conocimientos en temas tabú para la época: aborto, esterilidad o virginidad. Temas presentes también en la primera obra de obstetricia en castellano aparecida en 1541: Libro del Arte de las Comadres o madrinas del regimiento de las preñadas y paridas y de los niños, del mallorquín Damià Carbó.

«Es uno de los libros más importantes que tenemos en Mallorca, pero no por suponer una revolución científica, sino por haber recopilado todo el conocimiento que había sobre el parto. Conocimientos teóricos que provenían de obras extranjeras y de autores clásicos», explica la profesora de Historia de la Enfermería de la UIB, Gloria Gallego. Un saber teórico porque los hombres tenían vetada la entrada a los partos.


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