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viernes, 25 de octubre de 2013

Paul Géroudet: el vigía del buitre negro

Paul Géroudet
1917-2006

En apenas una década, el número de ejemplares de buitre negro se redujo a la mitad en Mallorca. El comienzo de la debacle, a principios de los 70, coincidió con un incipiente movimiento conservacionista en la Isla. Fue entonces cuando un cetrero mallorquín puso en marcha un proyecto para la edición de un texto que concienciara sobre las rapaces. Su autor sería el reconocido ornitólogo suizo Paul Géroudet, que elaboraría un documento pionero en España.

Su carrera como naturalista fue un sprint desde el inicio. Nació en diciembre de 1917 en Ginebra (Suiza), donde las visitas al Museo de Historia Natural junto a su padre y las lecturas infantiles despertaron su fascinación por la naturaleza. Tenía sólo 15 años cuando comenzó a formarse en ornitología de manera autodidacta, y 22 cuando se convirtió en editor de la revista Nos Oiseaux (Nuestras aves).

Hacia 1938, Paul Géroudet era uno de los ornitólogos más prestigiosos de Suiza. Sin embargo, la imposibilidad de encontrar un trabajo remunerado en este área, le llevó a diplomarse en Magisterio y a ejercer como profesor durante casi treinta años. No obstante, nunca dejó de lado su orientación científica y su trabajo de campo.


domingo, 6 de octubre de 2013

Longinos Navás, el baptizador de insectos

Longinos Navás
1858-1938

Dicen que su vocación naturalista era tal que fue capaz de completar en dos años la licenciatura de Ciencias Naturales. Otros aseguran que Longinos Navás nunca tuvo formación científica, pero que su capacidad autodidacta le convirtió en uno de los entomólogos más destacados de la primera mitad del siglo XX. Su llegada a Mallorca en 1909 sirvió para llamar la atención sobre insectos hasta entonces desconocidos.

Nació en Cabassers (Tarragona) en 1858. Estudió bachillerato en Reus y Derecho en la Universidad de Barcelona antes de que su vocación religiosa –que había iniciado en el seminario de la Ciudad Condal– le llevara fuera de España. La supresión de la Compañía de Jesús hizo que tuviera que trasladarse al sur de Francia para, en 1875, ingresar en un noviciado.

Sería ya con el nuevo permiso para la actuación de los jesuitas en nuestro país, cuando se ordenara sacerdote en 1890. Su llegada al Colegio del Salvador en Zaragoza fue para Navás el descubrimiento de una nueva vocación. Se convirtió en responsable del pequeño museo de Historia Natural, así como en profesor de la misma disciplina.

Su entusiasmo por aquella nueva faceta hizo que en 1904, y según algunos, se licenciara en Ciencias Naturales después de haber hecho la carrera en sólo dos años. El interés del religioso se centró luego en los insectos, de los que llegó a describir cerca de 400 géneros y más de 2.600 especies nuevas.

A Mallorca llegó en 1909 en el marco de un Congreso mariano celebrado a principios de julio. Se hospedó en el Seminario, donde visitó el museo de Historia Natural. Allí conocería de primera mano la colección entomológica del también religioso Fernando Moragues (ver entrada). "Más rica en especies y ejemplares para himenópteros y hemípteros de lo que esperaba", escribiría después.

Jovellanos, el naturalista


Gaspar Melchor de Jovellanos
1744-1811

"Privado de papel, pluma, lápiz, tintero u otra cosa con que pudiera escribir". Así tenía que transcurrir el encierro de Gaspar Melchor de Jovellanos en el castillo de Bellver. Pero lo cierto es que los seis años que pasó en la fortaleza fructificaron en varias obras. Entre ellas, una minuciosa descripción de la zona que incluía animales y plantas. Una faceta naturalista que ya en la Cartuja de Valldemosa le había llevado a escribir una flora medicinal hoy perdida.

Nació en Gijón en enero de 1744. Un ilustrado de ideas renovadoras que se instaló en Madrid a finales de la década de los 70. La reforma educativa, la desamortización de tierras y la nueva ley agraria fueron algunos de sus frentes. Pero el estallido de la Revolución francesa en 1789, el miedo español al contagio y la llegada al trono de Carlos IV, acabaron por apartar de la vida pública a los pensadores más avanzados. Entre ellos, Jovellanos.

Consiguió ser ministro de Gracia y Justicia nombrado por Godoy en 1797, pero apenas se mantuvo un año en el cargo. Las intrigas de la Corte, los enemigos políticos y otras tantas acusaciones conllevaron no sólo su destitución, sino también su detención. En marzo de 1801 era un prisionero del Estado obligado a trasladarse a Mallorca.

En abril llegaba a la Cartuja de Valldemossa. Las órdenes eran impedirle cualquier comunicación con el exterior. Y allí, recluido en su celda, Jovellanos acabó por caer enfermo. Los cartujos se encargaron entonces de atenderle. El prior, incluso, pidió a la Corte que le rebajaran el castigo. Y, sin esperar respuesta, proporcionó al prisionero libros y papel para escribir además de permitirle paseos por los alrededores.

El anónimo Hermano Bianor

Hermano Bianor
1859-1920

Tardó años en salir del anonimato científico. No sólo porque no buscara la fama, sino porque la cantidad de autores que le habían precedido le hacían pensar que no podría aportar nada nuevo. No en vano, el Hermano Bianor entendía la botánica como parte de su apostolado. Sin embargo, sus recolecciones y herbarios supusieron mucho más de lo que nunca imaginó.

Llegó a Mallorca buscando refugio. Era 1904 y la persecución religiosa de la Ley Combes le obligó a abandonar su Francia natal. Allí había sentido la llamada de Dios y, después de acabar su formación religiosa, inició su carrera como docente. Impartió clases en Versalles e incluso en Argelia. Ya en la Isla, fundó el colegio de Santa Maria en Sóller y se incorporó a La Salle en las escuelas de Palma y Pont d’Inca.

Para entonces Marie Emile Fricquegnon ya era conocido sencillamente como el Hermano Bianor. Sus primeros días en la Serra sirvieron para reavivar su interés por el estudio de las plantas. Paseaba armado de un azadón, un saco negro y carpetas para herborizar. Para el religioso, su dedicación a la botánica tenía un significado mayor. Era parte de su apostolado. La grandeza de Dios se plasmaba en la riqueza vegetal que le rodeaba.

Joaquín Jaquotot y sus falsos 'zombies'

Grabado de William Hogarthen.
Joaquín Jaquotot
1726-1813

Apoplejía, sofocación, síncope, espasmo. Los síntomas de la enfermedad fueron siempre una preocupación en la carrera médica de Joaquín Jaquotot. Por entonces, a mediados del XVIII, aún resultaba muy complicado distinguir la muerte del coma profundo. La cantidad de enterrados vivos le llevó a colaborar en un manual que permitiera identificar y resucitar a «los muertos aparentes».

Nació en Palma en septiembre de 1726 con la profesión ya grabada en el ADN. Su padre, Nicolás Jaquotot, había sido médico de Luis XV. Joaquín, el penúltimo de sus seis hijos, pudo presumir de tener también una carrera brillante. Desde 1773 ocupó diversos cargos públicos en el Ayuntamiento de Palma: fue diputado, síndico personero –una suerte de defensor del pueblo– y comisionado médico para los enfermos de Alcúdia.

En 1778 su trayectoria cobró un nuevo impulso. Jaquotot no sólo se convirtió en profesor de la Facultad de Medicina de Palma, sino también en uno de los fundadores de la Sociedad Económica Mallorquina de Amigos del País (RSEMAP), constituida aquel mismo año. Entre sus objetivos estaba la difusión de las ciencias de acuerdo con el espíritu ilustrado.

Eran tiempos complicados para la medicina. No se diferenciaba la muerte verdadera del coma profundo o el letargo provocado por causas como la catalepsia o el desmayo. «Si, como en varios países, España entre ellos, se practicaba la inhumación en un plazo breve, existía el peligro de ser enterrado vivo. Y efectivamente ocurría con bastante frecuencia», explica Paula de Demerson en Muertos aparentes y socorros administrados a los ahogados y asfixiados en las postrimerías del siglo XVIII.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Jordi Anckermann, el gran observador 'amateur'


Jordi Anckermann durante las observaciones del eclipse de 1905 | SHNB














Jordi Anckermann
1880-195?

Jordi Anckermann fue uno de esos aficionados que suplen la falta de formación con inagotables horas de práctica. Su pasión estaba más allá de las nubes. Pasó años apuntando al cielo con un telescopio hasta acabar organizando las expediciones científicas del eclipse de 1905 en Mallorca. La posterioridad le reservó también un lugar como responsable del primer servicio meterológico del archipiélago.

Nació en enero de 1880 en Palma, hijo del reconocido pintor Ricard Anckermann. De él, decía Ramón Compte Porta, había heredado no sólo la maestría en el dibujo, sino también la afición por la astronomía. «Si hubiera dispuesto del instrumental adecuado habría pasado a los anales de la Historia», aseguraba en L’astronomia a Mallorca.

Tenía apenas 19 años cuando empezó a matar el gusanillo con los primeros artículos. Pero sería ya en el nuevo siglo cuando su carrera iniciara el despegue. En mayo de 1900 protagonizó su primera campaña con su traslado a Elche para seguir el eclipse total de sol del 28 de mayo. La misma ciudad en la que se instalaron astrónomos de renombre como Comas Solà o Camille Flammarion, el gran divulgador de la ciencia, y al que Jordi Anckermann pudo conocer en persona.

sábado, 19 de enero de 2013

Pere Rosell, el último gran cartógrafo


Pere Rosell

Pere Rosell salió por la puerta grande de la escuela cartográfica mallorquina. Sólo él consiguió que nueve de sus cartas le sobrevivieran y le dibujaran, ya en la posterioridad, como el autor más prolífico de aquella tradición. Sus best sellers cerraron, también, la nómina de los grandes cartógrafos de la Isla a finales del siglo XV.

Su nombre, latinizado como Roselli, hizo creer a muchos que era italiano. Pero Pere Rosell llevaba sangre mallorquina en las venas. Según autores como Winter, era un judío converso nacido en la Isla y cuya actividad le localizó en Palma –donde vivía en la zona de la Drassana– entre 1462 y 1474.

A finales del siglo XIII había surgido en Europa una nueva cartografía con un claro objetivo utilitario. Los portulanos, como pasaron a llamarse, eran un elemento fundamental para la navegación, y su auge llegaba vinculado al uso generalizado de la brújula. Desarrollados en el área genovesa, alcanzaron pronto a Venecia y Mallorca.

«Después aparecieron dos tipos. Uno puramente náutico, con información costera y pensado para la navegación, y otro náutico-geográfico con datos del interior y destinados a la biblioteca. Entre éstos últimos hubo también algunos, muy decorados, que servían como regalos», detalla el matemático y experto en Historia de la ciencia, Ernesto García Camarero. Dos vertientes que cultivó la escuela mallorquina, caracterizada por la abundancia de elementos geográficos e históricos.

Eduard Fontseré y el sismógrafo balear


Eduard Fontseré
1870-1970


La Granja Experimental de Barcelona supuso el inicio de los estudios meteorológicos de Eduard Fontseré. Una faceta que le llevaría a ser subdirector de la red de mediciones de Cataluña y Baleares. Dos regiones a las que luego extendería también sus trabajos sobre sismología. En 1918 la recopilación de datos históricos motivó la elaboración del primer catálogo de terremotos y olas sísmicas del archipiélago.

El boletín de la Sociedad Astronómica de Francia publicó su primer estudio aún antes de que Fontseré obtuviera la licenciatura en Ciencias Físicas y Matemáticas en 1891. Un hecho que avanzaba ya su prometedora carrera. Tras doctorarse en la Universidad de Madrid, regresó a Cataluña dispuesto a renovar los métodos de investigación científica.

Autor del proyecto para la creación de un observatorio astronómico, meteorológico y sísmico en el Tibidabo, sería hacia final de siglo cuando se incorporara a la Granja Experimental de Barcelona como responsable de la estación de meteorología. Creada en 1863, estudiaba la influencia del clima sobre los cultivos.

Aquella organización llevó al catalán a iniciarse en la investigación climatológica para incorporarse, tiempo después, a la Red Meteorológica de Cataluña y Baleares como subdirector. Su colaboración en la fundación de la Sociedad Geográfica de Barcelona terminaría por perfilar luego su interés por la sismología.

William Morton Wheeler, el sociólogo de las hormigas


William Morton Wheeler
1865-1937

Recorrió medio mundo espiando cada territorio a ras de suelo. Las hormigas fueron, desde muy pronto, la pasión de William Morton Wheeler. Catalogó y describió especies, analizó su ecología y sus hábitats, pero su comportamiento fue uno de los aspectos que más le fascinó. Un curioso sociólogo de insectos que en 1925 trasladó sus investigaciones a Baleares.

Fue en la Universidad de Texas (Estados Unidos) donde Morton Wheeler inició sus estudios sobre hormigas. Allí debutaba como profesor de zoología. Nacido en Milwaukee en 1865, desarrolló dese muy joven un gran interés por los insectos. Se formó como embriólogo con BaurDohrn Whitman; y cuando –ya en el nuevo siglo– ingresó como responsable del área de invertebrados en el Museo Americano de Historia Natural, sus investigaciones tomaron una dimensión internacional.

Pasó años viajando por todo el mundo. Cuba, México, las Islas Galápagos o España. Su llegada a Baleares en 1925 coincidió con su aterrizaje en Europa y su estancia en la Universidad de París como profesor de intercambio. Primero visitó Marruecos, Canarias y el sur de nuestro país antes de dar el salto a las Islas invitado por Allison V. Armour. Por entonces, el conocimiento del americano sobre las hormigas baleares se limitaba a los trabajos previos de LomnickiTenenbaum Menozzi.

"Pasó 13 días en el archipiélago", recuerda el entomólogo de la Universitat Autònoma de Barcelona, Xavier Espadaler. Acompañado por su anfitrión y en el barco de éste, el Utowana, visitó Mallorca, Menorca e Ibiza. Su objetivo era recoger ejemplares de hormigas en varias localidades no visitadas por Tenenbaum ni Eidmann, los recolectores que le habían precedido.

martes, 23 de octubre de 2012

Cristóbal Veny, el llanero de las necrópolis

Cristóbal Veny
1925-2007

Se inició en la arqueología cuando la disciplina era un erial científico en España. Pasarían casi 30 años hasta que Cristóbal Veny vio publicados sus trabajos sobre las cuevas sepulcrales del Bronce Antiguo, pero aquél sería el inicio de una carrera ligada a la cultura funeraria previa a la romanización. Junto a su monumental Corpus de inscripciones baleáricas, en su currículum destaca su participación en una de las primeras excavaciones submarinas de Mallorca.

Nació en Porreres en 1925 y su vida quedó pronto ligada a la carrera eclesiástica desde que comenzara su primera enseñanza como blauet de Lluc. En 1940 Veny ingresaba en la congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones para ordenarse presbítero en 1949. Pero su faceta como religioso se orientó hacia la docencia como maestro en el mismo santuario de Escorca y después en el colegio Obispo Perelló de Madrid.

Para entonces, ya había comenzado su interés por la arqueología, aunque la posguerra había reducido las investigaciones a la mínima expresión en todo el país. «Después del conflicto se inició una gran limpieza de los investigadores anteriores. Junto a la falta de dinero y de universidades, fue una de las causas de la ausencia de grupos en favor de arqueólogos en solitarios», señala el experto David Javaloyas.

sábado, 6 de octubre de 2012

Lucie Chodat, la dama de las garrigas

Lucie Chodat

Su condición de fémina le reservó un lugar en la Historia por ser una de las únicas mujeres botánicas que estudiaron el archipiélago. Pero la ciencia ha dibujado la tesis de Lucie Chodat como un trabajo superficial, lleno de errores y con una gran falta de perspectiva. Tuvo más de pionera que de rigurosa. En su polémica con Knoche (ver entrada), el tiempo sólo le dio la razón en algunos aspectos.

Pocos datos se conocen sobre la biografía de Lucie Chodat. Nació en 1896 en Suiza, hija del célebre botánico 
Robert H. Chodat. Rector y profesor de la misma Universidad de Ginebra en la que ella se licenciaría en Botánica. En las primeras décadas del nuevo siglo quedaría patente su interés por aquella rama científica mientras acompañaba a su padre en los viajes de expedición que realizaba con sus alumnos.

Visitó dos veces España y tres el archipiélago balear. Pero sería en 1920, tras las observaciones de su última estancia en las Islas, cuando comenzaría a fraguar su tesis doctoral. Para entonces, su padre ya había publicado Una excursión botánica a Mallorca (1905) y sus consejos se convertirían en un pilar fundamental para el trabajo de Lucie.

viernes, 28 de septiembre de 2012

Francesc Barceló i Combis, el retratista del zoológico

Francesc Barceló i Combis
1820-1889

Del cielo al mar y de la tierra, al río. No quedó medio alguno que Francesc Barceló i Combis no inventariara con su pluma de teórico de la zoología. Había desterrado la idea de ejercer la medicina por la docencia de las ciencias naturales. Y por su enciclopedia de las Baleares pasaron pájaros, reptiles y moluscos.

Desde su Peratallada natal –en el Baix Empordà catalán– Barceló i Combis soñaba con ser médico. Por eso se licenció en Cirugía y Medicina en Barcelona, pero luego llegaron la Física, la Química y la Botánica. Su camino se alejaba del quirófano y se acercaba a las aulas. Mallorca y el Institut Balear –una institución fundamental en la enseñanza de la isla en el siglo XIX– terminaron de marcar su rumbo.

En 1847 obtenía la plaza de catedrático interino de Física y Química del Instituto Balear y se trasladaba a Palma. Cinco años después la adquiría en propiedad y comenzaba su andadura como maestro en Mallorca. Más tarde se convertiría también en catedrático de Historia Natural del Instituto de Segunda Enseñanza.

Miquel Massutí Oliver: y la pesca se hizo ciencia

| Miquel Massutí Pascual
Miquel Massutí Oliver
1930-2012

Su nombramiento como primer director general de Pesca del Govern culminaba un proyecto de muchos años: consolidar la relación entre la oceanografía y el sector pesquero. Como científico, Miquel Massutí Oliver trabajó en la prospección de caladeros y en la cartografía submarina del mar balear. Desde la Administración contribuyó a la regulación de la pesca para que fuera sostenible mientras crecía su capacidad.

Nació en Palma en junio de 1930. Miquel Massutí Oliver era el nuevo miembro de una familia de biólogos y oceanógrafos. Su padre, sin ir más lejos, había sido director del laboratorio del Instituto Español de Oceanografía (IEO) en la capital mallorquina. La vocación y aquella suerte de tradición familiar le llevarían también a él a estudiar Ciencias Naturales en la Universidad de Barcelona.

En 1954 comenzaría su carrera profesional como becario en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en los laboratorios de Blanes, Vinaroz y Cádiz. Pero sería su ingreso en el IEO en 1959 el que marcaría definitivamente su trayectoria. El laboratorio palmesano se convirtió también en su nuevo destino.

Domingo Casasnovas, ¿primer dentista de España?

| Sociedad Española de Historia de la Odontología
Domingo Casasnovas
1853-1917

Los datos sobre la biografía de Domingo Casasnovas son confusos. Mientras todos le confirman como el primer cirujano-dentista de Mallorca, el solleric parece poder presumir, también de haberlo sido a nivel nacional. Un pionero absoluto que contribuyó a la renovación de la odontología en el XIX.

En 1917 la revista La Odontología homenajeaba a Domingo Casasnovas con A un veterano. El artículo no sólo lamentaba su pérdida sino que elogiaba sus 40 años de profesión. El protagonista era un solleric que ostentaba el honor de haberse convertido en el primer cirujano-dentista de Mallorca. Pero aquella necrología era también una pista en la historia poco conocida de Casasnovas. ¿Había sido también el primero de España?

Nació en Sóller en 1853, pero no es hasta su llegada a Madrid cuando se conocen los primeros datos de la vida de Domingo Casasnovas. En la capital se convirtió en discípulo de Cayetano Triviño, "creador de una facultad privada para formarse en odontología, impulsor del primer colegio de la profesión y del título de cirujano-dentista", le describe el presidente de la Sociedad Española de Historia de la Odontología (SEHO), Javier Sanz. Sería precisamente aquella última faceta la que le uniría al mallorquín.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Élie de Beaumont, geólogo por correspondencia

Élie de Beaumont
1798-1874

Con una mano Élie de Beaumont dibujaba el perfil orográfico imaginario de Mallorca. En la otra, sostenía una de las rocas enviadas desde allí por Cambessèdes. Nunca había pisado el archipiélago, tal vez ni siquiera pensó hacerlo, pero la colección de minerales recolectados por su compatriota le permitió hacer una aproximación descriptiva de las Islas. Un artículo que constituyó el primer trabajo geológico sobre Baleares.

Nació en Calvados (Francia) en 1798, hijo y nieto de abogados. Pero la vocación de Jean-Baptiste Élie de Beaumont le orientó hacia la ciencia. Ingresó en la Escuela Politécnica y en la Escuela de Minas para estudiar ingeniería. Pero sería en las clases de geología donde descubriría su verdadera profesión. Las mismas que le llevarían a continuar su formación en la Facultad de Ciencias de París.

Entre 1820 y 1822 comenzaron sus viajes para realizar observaciones geológicas. Primero por diversas regiones francesas antes de dar el salto a Inglaterra y Escocia. Allí conocería también el mapa del país trazado por George Bellas Greenough. Era la inspiración necesaria para la gran carta geológica de Francia que empezaría a diseñar en 1841. El logro más reconocido de su currículum. Nada se sabe de cómo nació el interés de De Beaumont por Baleares. Tampoco del origen de su proyecto geológico en las Islas que tuvo al botánico Cambessèdes como principal aliado. Una suerte de corresponsal sobre el terreno que recogiera el material suficiente para su análisis posterior.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Gabriel Llabrés Quintana, el excavador oficial de Pollentia

Gabriel Llabrés Quintana
1858-1928

Las primeras noticias sobre Pollentia databan del siglo XVII. Desde entonces, un par de hallazgos casuales y otros tantos estudios sobre la zona fueron lo único aportado a la Historia de la arqueología. Fue en 1923 cuando el erudito Gabriel Llabrés Quintana obtuvo el permiso del Estado y se convirtió en el director de las primeras excavaciones en el área. Una ciudad romana hoy icono del patrimonio mallorquín.

Nació en Binissalem en 1858 en el seno de una familia convencida de que la mejor herencia que podía dejarle era una buena formación. Y así se marchó primero a Barcelona donde estudió Derecho y Filosofía y después a Madrid donde obtuvo la licenciatura de Filosofía y Letras. Soñaba, dicen, con ser catedrático universitario, pero su trayectoria acabaría yendo por otros derroteros. La educación, sería la excusa pero la Historia sería su velada pasión.

En aquel intento de hacer carrera como historiador, ganó por oposición una plaza de ayudante del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Primero le destinaron a Teruel y luego a Barcelona. Después, se convirtió en profesor auxiliar en Palma y durante doce años se dedicó a suplir las faltas y vacantes de todas las asignaturas de Letras.


La frustración docente crecía al mismo tiempo que se alimentaba de la erudición y la investigación. Corría 1885 cuando creó el Butlleí de la Societat Arqueològica Lul·liana, una publicación fundamental para divulgar la Historia de Mallorca. La institución había nacido sólo cinco años antes.

domingo, 26 de agosto de 2012

María Llabrés, la primera médico oficial

María Llabrés Piris
1904-1996

En 1991 María Llabrés Piris recibía la medalla de oro de sus compañeros de gremio. Detrás de la celebración de sus 50 años como colegiada se escondía, también, el honor de haber sido la primera mujer en ejercer la medicina en Baleares. Convertida en pionera también como maternóloga y tocóloga de la comunidad, vivió la gran transformación de la profesión durante sus casi seis décadas de carrera.

Nació en Ciutadella en agosto de 1904, hija del empresario del calzado Francisco Llabrés Moll. Estudió en el Instituto General y Técnico de Mahón donde ingresó en 1917, pero cuando llegó el momento de labrarse una profesión, su padre le planteó dos alternativas: "O se incorporaba a la fábrica familiar como empleada rasa o estudiaba una carrera", recuerda su hija, María del Carmen Arregui. Ella optó por la segunda opción.

La decisión llevó a la venta del establecimiento zapatero y al traslado de la familia a Barcelona. Tras finalizar allí el bachillerato, María Llabrés Piris entraría en la Universidad de Barcelona para estudiar Medicina. Su hermana Catalina haría lo propio en Farmacia. "En los archivos figura que María estudió de manera no oficial, es decir, no presencial. En aquella época era algo común porque las mujeres no iban solas a ningún sitio, y menos a una clase compartida con hombres", señala la profesora de Historia de la Enfermería de la UIB, Gloria Gallego.

miércoles, 11 de julio de 2012

Fernando Moragues, un espeleólogo en la sombra

Fernando Moragues
1856-1931

Tenía sólo 24 años cuando participó en su primera campaña científica. Pero desde entonces, su nombre quedaría ligado a la Historia de la espeleología en Mallorca. Entomólogo aficionado e hijo de los propietarios de las Cuevas del Drach, Fernando Moragues trascendería pronto el ámbito local para relacionarse con investigadores internacionales de la talla de Martel (ver entrada), Kobelt o Racovitza (ver entrada). Nació en Palma en 1856, hijo de José Ignacio Moragues Mata, primer inspector provincial de Baleares tras la reforma de las Escuelas Normales de 1849.

Fernando Moragues y de Manzanos sería el único de sus ocho hermanos que no seguiría la carrera militar. Pese a que su padre había llegado a ser teniente y caballero de la Real y Militar Orden de San Fernando, él optó por la vida religiosa. Cursó los estudios eclesiásticos en Palma antes de marcharse como misionero a Argentina, donde fundó una parroquia. A su regreso vivió de nuevo en Ciutat hasta trasladarse a la finca de Ses Rotetes en Manacor. Hacía 1880 fue ordenado sacerdote, el mismo año en que se pondría por primera vez de manifiesto el interés científico que sí había heredado de su progenitor.

José Ignacio Moragues se había formado en matemáticas y geografía entre otras materias. Fernando, sin embargo, destacaría como entomólogo aficionado y autodidacta. En parte porquesu progenitor le había inculcado la pasión por coleccionar escarabajos y demás insectos, pero también porque su familia era propietaria de las Cuevas del Drach. Las mismas a las que llegó el alemán Friedrich Will (ver entrada) en ese 1880.

lunes, 11 de junio de 2012

Miquel Ballester, un físico para el Mediterráneo

Miquel Ballester
1919-2008

Durante su vida y su carrera, Miquel Ballester asistió a la gran transformación de la meteorología. Sus inicios le vincularon a un Servicio Meteorológico Nacional aún dependiente del Ministerio del Aire y con las aerolíneas como destinatarios principales. Cuando se jubiló, la ciencia estaba preocupada por un cambio climático que el solleric se negaba a aceptar. Entre ambas épocas, se convirtió en una autoridad en la física meteorológica y un impulsor de los estudios en el Mediterráneo.



Nació en Sóller en 1919, pero pronto se trasladó a Barcelona y Madrid para iniciar sus estudios universitarios de Física y Meteorología. Ya graduado, dio el salto a Cambridge (Inglaterra) para ampliar sus estudios en el Gonville &Caius College. Sin embargo, sería en Mallorca donde comenzaría su carrera profesional.



Ingresó en el Servicio Meteorológico Nacional en 1941, y su primer destino llegaría sólo un año después como jefe del observatorio de Alcúdia, un centro vinculado a la base militar. «Cuando se organizó la meteorología en España, ésta estaba asociada al Ministerio del Aire y al servicio militar. Tenía también relación con la aeronáutica porque las predicciones eran fundamentales para los vuelos», explica el catedrático de Meteorología de la UIB, Climent Ramis.

Maria Lluïsa Canut, feminismo desde la física

Maria Lluïsa Canut
1924-2005

Su tesis Dinámica de redes en cristales moleculares la convirtió, a mediados de los 50, en una investigadora puntera en la cristalografía española. Maria Lluïsa Canut sería, durante 40 estudios científicos y otros tantos años, la otra pieza de un tándem en el que, junto a José Luis Amorós, consiguió prestigio a nivel internacional. Su llegada a la Southern University de Illinois le permitió convertirse, además, en líder de un movimiento feminista por la igualdad de sueldos para las mujeres docentes.

Nació en Mahón en 1924, pero su carrera científica no comenzó hasta su traslado a la Ciudad Condal. En la Universidad de Barcelona se licenciaría en Ciencias Físicas para luego doctorarse, en 1955, con su primer trabajo de investigación. Una tesis titulada Dinámica de redes en cristales moleculares y cuyo proyecto había dirigido el experto cristalógrafo José Luis Amorós.

«Aquel trabajo supuso un plantemiento muy novedoso para la época ya que analizaba el movimiento de las moléculas dentro de los cristales a través de la observación por rayos X», afirma el catedrático de la Universidad de Barcelona, Salvador Galí. La tesis de Maria Lluïsa Canut resultaba casi un «atrevimiento» en un panorama universitario con escasos recursos para la experimentación y prácticamente estancado desde la Guerra Civil.
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