Daniel Escandell | EEIF |
Daniel Escandell
1932-1997
La oposición favorable de Marte en 1956, unos diez millones de kilómetros más cerca de lo habitual, revolucionó Ibiza. El fenómeno y la reciente compra de un telescopio por parte del Ayuntamiento de la ciudad aceleraron la creación de un observatorio en el Puig des Molins. Detrás del proyecto, el joven Daniel Escandell. Un universitario que dirigió las observaciones del planeta rojo y que destacaba como la gran promesa de la astronomía ibicenca. Pero su frustrada carrera le convertiría en guía turístico.
Nació en Sant Jordi de Ses Salines en 1932, pero no sería hasta más de una década después cuando el nombre de Daniel Escandell comenzaría a ser popular. Su paisano, el astrónomo ibicenco Vicent Serra i Orvay (ver entrada), le conocería en una de sus últimas visitas a la Sociedad Astronómica de España y América, con sede en Barcelona. Ya entonces se refirió a él como «una gran promesa» para la ciencia, no sólo de la isla «sino de todo el estado».
Había sido durante el bachillerato cuando el joven se había sentido atraído por la astronomía y los estudios científicos. Aquel interés continuaría después con su matriculación en Ciencias Exactas en la universida de Barcelona. «La astrofísica aún no existía como carrera, y la astronomía, principalmente la posicional, era sólo una rama de las Ciencias Exactas», señala el presidente de la Agrupación Astronómica de Ibiza, José Luis Bofill.
En la Ciudad Condal, Escandell entraría en contacto con una de las dos sociedades astronómicas que existían a principios de los 50: la Asociación Aster. Tenía sólo 19 años cuando, además, ideó un nuevo método para la medición de diámetros estelares.«No era un descubrimiento, pero sí un sistema más sencillo. Aunque las mediciones siempre eran aproximadas porque los instrumentos no tenían la precisión actual», afirma Bofill. Pero la buena acogida de su proyecto hizo que incluso el observatorio de San Fernando (Cádiz) lo utilizara para sus trabajos.
Mientras, Ibiza empezaba su propia carrera astronómica. El Ayuntamiento adquiría, por 25.000 pesetas, un telescopio del estudioso Joan Arabí. El objetivo del consistorio era evitar que el aparato saliera de la isla e instalarlo en un recinto. La idea de crear un observatorio en Puig des Molins creció en popularidad hasta que en 1956 encontró el momento más adecuado para su apertura.
Observatorio del Puig des Molins |
«La oposición de Marte era muy favorable aquel año. Su distancia con respecto a la Tierra era de 42 millones de kilómetros cuando normalmente es de 50 o 56 millones», explica Bofill. Escandell se convirtió en el promotor de las observaciones en Ibiza, a donde consiguió que se trasladara una nutrida expedición de la asociación Aster. El clima de la isla y la escasez de edificaciones hacían que las noches fueran muy oscuras y las condiciones de observación, idóneas.
La construcción del observatorio se aceleró. Un pequeño edificio de dos plantas con una cúpula de cartón piedra que protegía el telescopio era toda su estructura. El armazón de aluminio esperado nunca llegó. Por entonces, la escasez de telescopios en España hacía que sólo existieran algunos centros profesionales como el de Cádiz o el Ebro. El de Ibiza era el logro de un grupo de aficionados.
Las observaciones se centraron en el mes de septiembre. Los métodos de Daniel Escandell fueron la base para los estudios. Entre ellos, las tareas para describir el trazado de curvas de nivel de la superficie de Marte o el análisis de su presión atmosférica. Sin embargo, su investigación principal se dirigía a la medición de la profundidad de los mares de Marte hasta entonces desconocidos. La prensa de la época publicaba los hallazgos del ibicenco. Tras varios días de observacioens, apuntaba que algunos de los mares marcianos –después de pasar por el meridiano solar, perdían por evaporación sus escasas aguas. «Creyó que estudiando aquella evaporación podría determinar la profunidad de las zonas. Pero los métodos de la época no permitían comprobar sus teorías», señala el presidente.
Escandell analizó las condiciones físicas a las que estaba sometida el agua en el planeta rojo, la extensión de aquellas lagunas y la velocidad de evaporación. Entre sus resultados concluyó que el mar que se extendía entre la región de Aerya y Sinus Sabaneus tenía una profundidad media de 32 centímetros. En la actualidad, los estudios demuestran que en Marte el agua sólo existe en vapor y en los casquetes polares.
El éxito de las investigaciones de 1956 motivó la creación de la Agrupación Astronómica de Ibiza para aprovechar las instalaciones del observatorio. Una asociación en la que había más profanos en la materia que, incluso, aficionado. Sin embargo, sólo un año después Daniel Escandell regresaba a la isla ya como un astrónomo frustrado. Acababa de abandonar sus estudios universitarios.
«Tenía una gran intuición para la astronomía, pero supongo que en la universidad se dio cuenta de que eso no bastaba. Allí todo era comprobación», indica Bofill. Junto al alto coste que suponía estudiar en Barcelona, le hicieron desistir. Sus días acabarían como guía turístico en una isla que se abría a los visitantes. Aunque siempre tendría un ojo puesto en el cielo desconocido.
Baleópolis nº156 08-05-2012
Fuentes
Daniel Escandell en la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera (EEIF)
'Los astrónomos de Ibiza han medido la profundidad de uno de los mares de Marte'. Diario ABC
Historia de la Agrupación Astronómica de Ibiza
MARÍ CARDONA, Joan. Vicent Serra i Orvay. Fill Il·lustre de Sant Josep
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