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martes, 23 de octubre de 2012

Cristóbal Veny, el llanero de las necrópolis

Cristóbal Veny
1925-2007

Se inició en la arqueología cuando la disciplina era un erial científico en España. Pasarían casi 30 años hasta que Cristóbal Veny vio publicados sus trabajos sobre las cuevas sepulcrales del Bronce Antiguo, pero aquél sería el inicio de una carrera ligada a la cultura funeraria previa a la romanización. Junto a su monumental Corpus de inscripciones baleáricas, en su currículum destaca su participación en una de las primeras excavaciones submarinas de Mallorca.

Nació en Porreres en 1925 y su vida quedó pronto ligada a la carrera eclesiástica desde que comenzara su primera enseñanza como blauet de Lluc. En 1940 Veny ingresaba en la congregación de los Misioneros de los Sagrados Corazones para ordenarse presbítero en 1949. Pero su faceta como religioso se orientó hacia la docencia como maestro en el mismo santuario de Escorca y después en el colegio Obispo Perelló de Madrid.

Para entonces, ya había comenzado su interés por la arqueología, aunque la posguerra había reducido las investigaciones a la mínima expresión en todo el país. «Después del conflicto se inició una gran limpieza de los investigadores anteriores. Junto a la falta de dinero y de universidades, fue una de las causas de la ausencia de grupos en favor de arqueólogos en solitarios», señala el experto David Javaloyas.

Así trabajó Cristóbal Veny. Había iniciado ya sus trabajos sobre el Bronce Antiguo, pero su nombre no comenzaría a ser conocido hasta 1948 al convertirse en colaborador de la Comisaría Insular de Excavaciones de Baleares y en 1957 ya como becario de la Fundación Bryant que excavaba en Pollentia bajo la dirección de Luis Pericot.

Uno de los ataúdes de madera que encontró Veny    | MONASTERI SANTUARI DE LLUC
Su traslado a Madrid significaría su entrada en el mundo universitario. En 1960 se licenciaba en Filosofía y Letras en sección de Historia. Sólo cinco años más tarde se doctoraba con la tesis Las cuevas sepulcrales del Bronce Antiguo de Mallorca, dirigida por Martín Almagro, «la principal figura de la arqueología en España desde 1955 hasta la democracia», sostiene Javaloyas.

El interés del mallorquín por la cultura funeraria anterior a la romanización –que mantuvo hasta mediados de los 80– le llevó a explorar la necrópolis de Son Real, la de Cales Coves en Menorca –de la que publicaría una extensa monografía– o la Cometa des Morts en Lluc. En ésta última aparecerían unos sorprendentes ataúdes de madera que hoy se exhiben en el museo del santuario.

«Se trata de ataúdes tallados con formas, algunos de animales como el toro. Su uso se sitúa en el periodo final del talayótico y, aunque se han encontrado en lugares como el de la Punta des Baus, no suelen estar bien conservados por la reutilización de muchos yacimientos», apunta el arqueólogo.

En 1965 se produjo también la publicación de una de las grandes obras de Veny: Corpus de las inscripciones baleáricas. Un volumen considerado excelente en la recopilación y catalogación de los epitafios aunque superado en la interpretación de su significado. Su relación con Martín Almagro también se mantuvo para incorporarse en 1967 como profesor en prácticas de la cátedra de Historia Primitiva del Hombre que ocupaba en Madrid.

La remodelación del panorama institucional de la arqueología y la creación del Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas en los años 60 supondrían la etapa más reconocida del trabajo de Veny. Convertido en una «figura institucional de primer orden», ocuparía sus más altos cargos en la capital. Tras su ingreso en el cuerpo facultativo de museos, se incorporaría al Museo Arqueológico Nacional en 1970 y en 1981 sucedió al propio Martín Almagro en la dirección del Instituto Español de Prehistoria tras su muerte.

Los 70 marcarían también su colaboración en una de las primeras campañas submarinas en Mallorca. El Sec, un pecio datado del siglo IV a.C. y hundido frente a las costas de Calvià, se ha considerado uno de las muestras más claras de la importancia de la Isla en el comercio del Mediterráneo. «Las nuevas técnicas de respiración desarrolladas por Cousteau en los 60 permitieron esas excavaciones bajo el mar. Todo lo que se realizó con anterioridad fue bastante marginal», detalla el arqueólogo.

Su jubilación en 1991 supuso su regreso a su tierra natal y también al santuario de Lluc donde fue administrador y director de su museo hasta 1999. Su carrera arqueológica cumplía casi medio siglo y Cristóbal Veny tuvo aún tiempo para revisar algunos estudios publicados sobre Pollentia. Antes de su muerte, ocurrida en 2007, se encargó de donar su colección bibliográfcica y su archivo documental –con fotografías y dibujos de múltiples piezas– a la biblioteca del monasterio de La Real. Allí su consulta los mantiene como claves en la historia de la disciplina en Baleares.


Baleópolis  17-10-2012


Fuentes

VICENT GARCÍA, Juan Manuel. Editorial
tp.revistas.csic.es/index.php/tp/article/download/105/106

ORFILA, Margarita & MARTÍNEZ, Mª Isabel. Cristóbal Veny Melià. (Porreras 1925 Palma de Mallorca-2007). In memoriam
http://digital.csic.es/bitstream/10261/15933/3/133.pdf

 JAVALOYAS, David. Cristòfol Veny 1925-2007 http://www.academia.edu/1567086/Cristofol_Veny_Melia_1925-2007_

GARRIDO, Carlos. El legado de Cristòfol Veny se quedará en La Real http://www.msscc.es/BL1/BL1-CAS-0022.htm

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