Felip Bauzá
1764-1834
Charles Darwin no estuvo nunca en Mallorca. Probablemente ni siquiera supiera que existía una isla con ese nombre. Pero sí compartió uno de sus viajes con un mallorquín. Fue la única vez que Darwin se enroló en un barco: el Beagle. Acababa de graduarse en Cambridge y la recomendación de su profesor de Botánica permitió que, con sólo 22 años, se embarcara como naturalista en una expedición británica con la que daría la vuelta al mundo y en la que comenzaría a fraguar su obra cumbre: El origen de las especies.
"Aquellas expediciones tenían un doble objetivo: por un lado, conocer mejor las posesiones de los imperios; y por otro, investigar las diferentes especies de animales y plantas", explica el doctor en Geografía y profesor de la UIB, Climent Picornell. En 1831 el Imperio Británico preparaba una nueva misión, la del Beagle. Su fin era cartografiar la zona más meridional de América del Sur, pero no partían de cero. Contaban con los mapas que había elaborado uno de los cartógrafos más prestigiosos: el mallorquín Felip Bauzá.
Bauzá nació en Palma en 1764, unos veinte años antes que Darwin. Estudió Matemáticas en la Academia de Pilotos de Cartagena donde desarrolló una brillante carrera como marino y dibujante. Su prestigio le llevó a ser director del Servicio de Hidrografía de la Armada Española y diputado de las Cortes por Baleares. Su reconocimiento como ilustrador le llevó a embarcarse como Oficial de mapas en la expedición científica de Alejandro Malaspina. Durante cuatro años –de 1789 a 1794– cartografió prácticamente toda la costa del Pacífico: desde Alaska hasta el Cabo de Hornos en el sur de Chile.