Martin Eisentraut
1902-1994
Miró a un lado y a otro. No había nada ni nadie que pudiera
impedírselo. Encaramado a un acantilado de Es Dau Gros, Martin Eisentraut
estaba a punto de revolucionar la ciencia. Abrió un recipiente –una jaula o una
caja– y soltó en el islote ocho lagartijas macho del Escut Vermell y 20 hembras
de Ibiza. Un reto para la naturaleza que acabó por darle la razón al
darwinismo.
La zoología siempre estuvo en su vida. Nació en octubre de
1902 en Thungia, Alemania. La disciplina estaba en los primeros escarceos de
Eisentraut con la naturaleza. También en las tres especialidades que, junto a botánica
y geología, estudió en la Universidad de Halle para doctorarse en 1925.
Su currículum comenzó en el Museo de Historia Natural de
Berlín. Allí consiguió colaborar en la sala de biología para una exposición
sobre la hibernación. Le fascinaron los hamsters europeos y los murciélagos, a
los que acabaría por dedicar una quinta parte de sus estudios. Pero las
lagartijas se cruzaron en su camino.
Los años 20 marcaron el boomde la herpetología en Alemania.
«Una auténtica locura en la que los científicos competían en la descripción de
subespecies y, después, en conseguir que las revistas publicaran sus
hallazgos», explica el profesor de Zoología de la Universidad de Salamanca,
Valentín Pérez Mellado. Baleares se antojaba como un paraíso para aquellos estudiosos.
Un archipiélago plagado de islotes por explorar y por sacar a la luz nuevos
descubrimientos. Eisentraut llegó en 1928 en una suerte de competición, según
algunos, con el herpetólogo L. Müller.
Visitó Menorca, donde según Pérez Mellado contó con la ayuda
del arqueólogo germano Waldemar Fenn. Pero fue principalmente en Ibiza donde
desarrolló su trabajo. Estudió las variedades cromáticas de las lagartijas de
las Islas y el crecimiento de las diferentes poblaciones observando más de
1.200 ejemplares.Podría haberse quedado en la teoría, pero no fue así. «Era un
investigador de campo, eso le diferenció de otros herpetólogos de la época que
no viajaron nunca», señala el profesor. En 1930 Martin Eisentraut regresó a la
mayor de las Pitiusas. Estaba a punto de hacer historia.

El experimento comenzó en marzo. Quería analizar la
evolución de las especies de lagartijas y su adaptación al medio. El día 5
introdujo en el Escull de Tramuntana –un islote en la reserva de Ponent– 24
ejemplares de Ibiza y otros 51 en el de Es Vaixell, aún más agreste.
Pero fue en Es Dau Gros donde se obró el milagro. Allí
depositó 8 machos de Podarcis pityuensis maluquerorum del Escull Vermell
–grandes y oscuros– y 20 hembras de Ibiza, pequeñas y de colores verdosos. «Las obligó a aparearse», apunta el experto.
En 1950
Eisentraut publicó The lizards of the Spanish Mediterranean islands and their
raciation in the light of evolution. Aún regresó una vez más, hacia los
años 80, para comprobar los resultados de su prueba. «Fue la constatación de
los planteamientos de Darwin, pero también la demostración de que la evolución
va a una velocidad rapidísima», subraya Pérez Mellado.
En Es Dau Gros habían desaparecido las características
morfológicas de las lagartinas procedentes de Ibiza. Dominaban los colores oscuros
y el gigantismo. «Es fruto de la prevalencia de las características más
adaptativas al ambiente en el que estaban», relata el profesor, que en la
actualidad analiza aquellos resultados en un proyecto del Ministerio de Ciencia
e Innovación y el departamento de Genética de la UIB.
En Escull de Tramuntana desaparecieron las lagartijas. Un
islote demasiado sometido a los temporales y con una escasa vegetación que
hacía que las condiciones no fueran suficientes para la vida animal. Era la
versión balear de las Islas Galápago que consagraron a Darwin.
Baleópolis nº215 11-09-2013
Fuentes
HUBER, Bernhard A, African biodiversity: molecules, organisms, ecosystems
http://goo.gl/gVibcU
PÉREZ-MELLADO, Valentín et al. Herpetological Explorations of the Balearic Islands during the Last Two Centuries.
http://goo.gl/JGfZej
J. M. L. R., Evolución a velocidad de vértigo.
OLIVER, Pere. Científics viatgers
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