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viernes, 25 de octubre de 2013

Paul Géroudet: el vigía del buitre negro

Paul Géroudet
1917-2006

En apenas una década, el número de ejemplares de buitre negro se redujo a la mitad en Mallorca. El comienzo de la debacle, a principios de los 70, coincidió con un incipiente movimiento conservacionista en la Isla. Fue entonces cuando un cetrero mallorquín puso en marcha un proyecto para la edición de un texto que concienciara sobre las rapaces. Su autor sería el reconocido ornitólogo suizo Paul Géroudet, que elaboraría un documento pionero en España.

Su carrera como naturalista fue un sprint desde el inicio. Nació en diciembre de 1917 en Ginebra (Suiza), donde las visitas al Museo de Historia Natural junto a su padre y las lecturas infantiles despertaron su fascinación por la naturaleza. Tenía sólo 15 años cuando comenzó a formarse en ornitología de manera autodidacta, y 22 cuando se convirtió en editor de la revista Nos Oiseaux (Nuestras aves).

Hacia 1938, Paul Géroudet era uno de los ornitólogos más prestigiosos de Suiza. Sin embargo, la imposibilidad de encontrar un trabajo remunerado en este área, le llevó a diplomarse en Magisterio y a ejercer como profesor durante casi treinta años. No obstante, nunca dejó de lado su orientación científica y su trabajo de campo.


domingo, 6 de octubre de 2013

Longinos Navás, el baptizador de insectos

Longinos Navás
1858-1938

Dicen que su vocación naturalista era tal que fue capaz de completar en dos años la licenciatura de Ciencias Naturales. Otros aseguran que Longinos Navás nunca tuvo formación científica, pero que su capacidad autodidacta le convirtió en uno de los entomólogos más destacados de la primera mitad del siglo XX. Su llegada a Mallorca en 1909 sirvió para llamar la atención sobre insectos hasta entonces desconocidos.

Nació en Cabassers (Tarragona) en 1858. Estudió bachillerato en Reus y Derecho en la Universidad de Barcelona antes de que su vocación religiosa –que había iniciado en el seminario de la Ciudad Condal– le llevara fuera de España. La supresión de la Compañía de Jesús hizo que tuviera que trasladarse al sur de Francia para, en 1875, ingresar en un noviciado.

Sería ya con el nuevo permiso para la actuación de los jesuitas en nuestro país, cuando se ordenara sacerdote en 1890. Su llegada al Colegio del Salvador en Zaragoza fue para Navás el descubrimiento de una nueva vocación. Se convirtió en responsable del pequeño museo de Historia Natural, así como en profesor de la misma disciplina.

Su entusiasmo por aquella nueva faceta hizo que en 1904, y según algunos, se licenciara en Ciencias Naturales después de haber hecho la carrera en sólo dos años. El interés del religioso se centró luego en los insectos, de los que llegó a describir cerca de 400 géneros y más de 2.600 especies nuevas.

A Mallorca llegó en 1909 en el marco de un Congreso mariano celebrado a principios de julio. Se hospedó en el Seminario, donde visitó el museo de Historia Natural. Allí conocería de primera mano la colección entomológica del también religioso Fernando Moragues (ver entrada). "Más rica en especies y ejemplares para himenópteros y hemípteros de lo que esperaba", escribiría después.

Jovellanos, el naturalista


Gaspar Melchor de Jovellanos
1744-1811

"Privado de papel, pluma, lápiz, tintero u otra cosa con que pudiera escribir". Así tenía que transcurrir el encierro de Gaspar Melchor de Jovellanos en el castillo de Bellver. Pero lo cierto es que los seis años que pasó en la fortaleza fructificaron en varias obras. Entre ellas, una minuciosa descripción de la zona que incluía animales y plantas. Una faceta naturalista que ya en la Cartuja de Valldemosa le había llevado a escribir una flora medicinal hoy perdida.

Nació en Gijón en enero de 1744. Un ilustrado de ideas renovadoras que se instaló en Madrid a finales de la década de los 70. La reforma educativa, la desamortización de tierras y la nueva ley agraria fueron algunos de sus frentes. Pero el estallido de la Revolución francesa en 1789, el miedo español al contagio y la llegada al trono de Carlos IV, acabaron por apartar de la vida pública a los pensadores más avanzados. Entre ellos, Jovellanos.

Consiguió ser ministro de Gracia y Justicia nombrado por Godoy en 1797, pero apenas se mantuvo un año en el cargo. Las intrigas de la Corte, los enemigos políticos y otras tantas acusaciones conllevaron no sólo su destitución, sino también su detención. En marzo de 1801 era un prisionero del Estado obligado a trasladarse a Mallorca.

En abril llegaba a la Cartuja de Valldemossa. Las órdenes eran impedirle cualquier comunicación con el exterior. Y allí, recluido en su celda, Jovellanos acabó por caer enfermo. Los cartujos se encargaron entonces de atenderle. El prior, incluso, pidió a la Corte que le rebajaran el castigo. Y, sin esperar respuesta, proporcionó al prisionero libros y papel para escribir además de permitirle paseos por los alrededores.

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