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miércoles, 29 de junio de 2011

Maria Lluïsa Serra: la gran dama de la Historia

Maria Lluïsa Serra
1911-1967

Dos obras quedaron sin concluir en el cajón de Maria Lluïsa Serra tras su muerte. Por un lado, la tesis doctoral que estaba a punto de leer sobre las navetas de Menorca. Por otro, un ambicioso proyecto que recopilara la Historia de la isla. Dos vertientes más complementarias que paralelas para una mujer, una de las primeras que destacó en la cultura menorquina, que entendía que los documetnos históricos iban más allá de los escritos.

Su Mahón natal ha declarado 2011 como Año Serra Belabre. Maria Lluïsa nació allí hace justo cien años. Cursó el bachillerato en el Institut Nacional de Segona Ensenyança cuando la vocación investigadora empezaba a aparecer en ella. Sin embargo, sus primeros frutos no llegarían hasta licenciarse en Historia –con cuarenta años y después de haber estudiado por libre– en la Universidad de Barcelona.

«En la facultad, dos profesores se dieron cuenta de su capacidad y marcaron las dos facetas de su carrera investigadora: Vicenç Vives y Lluís Pericot», explica la catedrática de Historia de la Universidad de Granada y vicepresidenta del Ateneu de Maó, Margarita Orfila. El primero la guió en el estudio histórico; el segundo, en la investigación arqueológica.



«Maria Lluïsa Serra era una investigadora que utilizaba todo documento histórico, fuera escrito o físico», señala Orfila. La creación de una red de bibliotecas municipales fue su primer logro al ser destinada a Mahón por el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en el que ingresó en 1954. Después, sería nombrada directora del archivo histórico de la ciudad.

Su faceta arqueológica fue la primera en salir a la luz. Después de colaborar con Juan Flaquer, le sucedió tras su jubilación al frente de la delegación insular del Servicio Nacional de Excavaciones. «Dos líneas marcaron, también, su trabajo de campo: la talayótica y la paleocristiana», completa la catedrática.

Un proyecto del profesor Pericot incentivó su interés por la cultura talayótica. La Fundación Juan March le había concedido en 1958 una beca para estudiar la Edad de Bronce en Baleares. Maria Lluïsa Serra se incorporó al equipo en las investigaciones en Menorca. Sus trabajos en excavaciones se dispararon: Sant Vicent d’Alcaidús y las navetas de Rafael Rubí en Alaior, los recintos cubiertos de Talatí en Mahón o Son Catllar en Ciutadella, fueron sólo algunas de ellas.

«Uno de los objetivos del proyecto era realizar una buena tipología de los elementos que componían la cultura talayótica. Eso la llevó a centrarse en las navetas», relata Orfila. Una especialización que en los 60 llegó a la restauración de la famosa Naveta des Tudons y a un surtido de artículos como Monumentos de Menorca con cubierta de piedra (1960) o La naveta oriental de Biniac.

Por aquella misma época, Serra realizó importantes hallazgos con el descubrimiento de las basílicas paleocristianas de Es Fornàs de Torrelló, Es Molinet des Cap des Port en Fornells o la de la Illa del Rei sobre la que publicó las primeras conclusiones existentes.

Desde la subcomisión de Patrimonio, la menorquina dedicó un gran esfuerzo a la protección de los yacimientos. «Consiguió que un decreto de Franco en los 60 instaurara una normativa, basada en la carta arqueológica de Mascaró Pasarius, sobre el perímetro de protección», subraya la catedrática. Otra de sus iniciativas planeaba la expropiación de las estaciones arqueológicas más importantes. Un listado que aún tiene nombres pendientes.

La muerte de Maria Lluïsa Serra en 1967 demostró la amplitud de facetas de su trabajo. Hacía sólo unos meses que había conseguido que se celebrara en Menorca el X Congreso Arqueológico Nacional. «Una cita que, además de situar a la isla en el punto de mira de investigadores internacionales, creó una guía de yacimientos que propició su adecuación para la visita», recuerda Orfila. Tiempo después se desvelaron otros dos ambiciosos proyectos que la menorquina tenía entre manos. 

Por un lado, su tesis doctoral sobre las navetas de Menorca, dirigida por el propio Pericot. Por otro, la creación de una Historia de Menorca que se desveló en la Revista de Menorca en 1973. «Era el final de la línea de la Ilustración en la isla en la que le precedían Riudavets o Hernández Sanz (ver entrada)», añade la profesora.

En 1975 el empeño de Rosselló Bordoy consiguió que se editara un primer volumen que iba desde la Prehistoria a la Edad Media. El resto de su abundante documentación –sobre todo del siglo XVIII– se conserva hoy, junto al resto de su legado, en el Ateneo de Mahón que lo custodia e investiga.

Baleópolis nº114   14-06-2011

Fuentes

Biografía
www.iescapdellevant.org/departaments/catalan/biografia_mlserra.pdf 
http://www.dbd.cat/index.php?option=com_biografies&view=biografia&id=306
http://es.wikipedia.org/wiki/Maria_Llu%C3%AFsa_Serra

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