Francesc Andreu Femenías
1860-1929
La lucha de la Unión Soviética y Estados Unidos por la conquista del espacio fue un capítulo más en la tradición competitiva de la ciencia. Antes, mucho antes de los cohetes, Francesc Andreu Femenías dio el pistoletazo de salida a la carrera eléctrica en Baleares. Un recorrido que inició en solitario pero en el que pronto brotaron enemigos.
Había nacido en 1860 y, antes de enredarse entre enchufes, fue apicultor. Dedicado en cuerpo y alma a la cría de abejas, recorrió medio mundo para conocer la nueva tradición de paneles móviles. Pero en su llegada a Estados Unidos, la apicultura se quedaba corta para todo lo que aquel nuevo país le ofrecía. Como el Poeta en Nueva York de Lorca fue absorbiendo todas aquellas innovaciones que se llevó de vuelta a Menorca en su maleta: la automoción, la telefonía y la electricidad.
Andreu Femenías participó en la implantación del teléfono en la isla y fue promotor y director de la S.A. de Automóviles de Menorca que introdujo el automóvil de vapor. En 1892 llegó el que sería su mayor logro: la creación de Eléctrica Mahonesa, la primera fábrica de electricidad de Baleares.
Ocho meses duraron los ensayos de aquella nueva empresa que nacía con un capital de 100.000 pesetas. Máquinas y calderas de vapor y una dínamo daban vida a la nueva fábrica.
En Mahón la Calle Nueva se llenaba de gente para contemplar el escaparate iluminado de Pedro Papelcudi y su pecera llena de agua. El 6 de septiembre tras un repique general de campanas la central se ponía oficialmente en funcionamiento. Sólo cuatro días después nacía la Sociedad General de Alumbrado dedicada a la iluminación eléctrica con motores de gas.
La novedad de la electricidad –faltaba en torno a una década para su llegada a Mallorca e Ibiza– junto a su suministro sólo nocturno, hacía que el gas ganara adeptos. Fue entonces cuando comenzó la guerra entre los partidarios del gas y los de la electricidad. La batalla llegó a la prensa, la publicidad y las instituciones y Mahón dividió el alumbrado público entre ambos suministros.
La competencia de precios estuvo a punto de provocar la ruina. Pese al mayor apoyo del gas, la creciente industrialización que llegó con el siglo XX volvió la tortilla a favor de lo eléctrico. Creció el número de abonados, aparecieron las bombillas de filamento metálico y se inició el servicio diurno salvo los domingos y festivos. La fábrica crearía, incluso, su propio laboratorio para la comprobación de contadores.
Interior de la fábrica mahonesa |
Superada aquella primera traba competitiva, Andreu tembló de nuevo en 1911 con el nacimiento de la segunda central eléctrica de Mahón y sus importantes avances técnicos como el transporte de electricidad a distancia previa transformación en alta tensión. Una angustia que duró poco más de una década cuando la nueva sociedad desapareció y alquiló sus instalaciones a Eléctrica Mahonesa que recuperó el monopolio.
La Primera Guerra Mundial supuso el aumento de precio de los combustibles y los materiales y esto llevó también a la subida de las tarifas eléctricas. En 1929 Francesc Andreu Femenías fallecía mientras la central pasaba por uno de sus mejores momentos. La isla se interconectó gracias a líneas submarinas de alta tensión y la empresa ofrecía toda una serie de servicios desde el alquiler de motores, a la fabricación de neveras y la reparación de electrodomésticos.
Los hijos de Andreu siguieron al frente de la central hasta que la Guerra Civil supuso un nuevo revés. Menorca quedó del lado republicano hasta la ocupación de los nacionales en 1939 cuando el Ayuntamiento de Mahón incautó las fábricas de gas y electricidad de la ciudad.
El Consejo de Administración recuperó el control de la empresa pero la fábrica heredó las dificultades de la guerra: la red eléctrica estaba destrozada, la central había quedado dañada tras un bombardeo, la falta de combustible y la supresión de tramos debido al éxodo de la población. Las restricciones en el suministro y el pésimo servicio provocaron la caída de las tarifas que no permitían ni cubrir gastos.
En la pole position de la carrera, Eléctrica Mahonesa logró desbancar a todos sus rivales. Una competición cuyo fin no era alcanzar la meta sino seguir existiendo. Con otro Francesc Andreu como director –esta vez junior– comenzaron los contactos con el INI que acabaron en 1956 con la venta de todos los activos a Gesa. Hoy la evolución continúa.
Baleópolis nº54 16/03/2010
Fuentes
Cent anys d'electricitat i gas a Menorca (1892-1992). (Editado por GESA)
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