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viernes, 11 de febrero de 2011

Gota de Llet: la pediatría del buen biberón


En 1857 la asignatura de Higiene entraba en las escuelas y copaba los manuales. Era sólo uno de los apartados de un proyecto regeneracionista e higienista que entraba en España empujado por el ejemplo francés. Una nueva ola que tenía la pediatría como baluarte ante las altas tasas de mortalidad infantil. Entre sus instrumentos, los consultorios maternológicos de la Gota de Leche como el de Mahón, pionero en las Islas.

Los inicios del siglo XIX trajeron la consolidación de la medicina pediátrica. Las altas tasas de mortalidad infantil necesitaban de un proyecto sanitario. En Francia, uno de los principales instrumentos fue el control de la lactancia ya que la gastrointeritis era una de las mayores causas de los fallecimientos infantiles por la alimentación inadecuada. Entre las malas costumbres estaba la de mezclar la leche con café o sidra.

La investigación en microbiología y bacteriología aportó una nueva herramienta para la correcta alimentación de los bebés. La leche esterilizada resultó ser más segura que la cruda además de una alternativa y complemento cuando la lactancia materna no era suficiente. Los consultorios maternológicos de la Gota de Leche fueron los encargados del control de la lactancia y de la fabricación de biberones y leches artificiales.


El médico Enric Alabern y las conferencias que impartió entre mayo y junio de 1905 lograron concienciar a la sociedad mahonesa y abrir las puertas baleares a la Gota de Leche cuando la institución ya había entrado en España. Bajo su dirección facultativa y al amparo de la Extensión Universitaria, Mahón acogió el primero de estos consultorios en las Islas inaugurado en 1906.

La institución admitía a todos los niños menores de un año de toda clase social y salud. Los servicios eran de pago, gratuitos o semigratuitos según las posibilidades de cada familia. Las madres recibían cada día una cesta con los biberones necesarios para alimentar a los niños durante 24 horas. "La Gota de Leche era el único lugar donde conseguir leche artificial porque no existía una industria paralela", explica el pedagogo de la UIB Xavier Motilla, coautor de La Gota de Llet de Menorca editado por el Institut Menorquí d'Estudis.

La leche de vaca se modificaba para hacerla más parecida a la materna. Se añadían otras sustancias como agua, lactosa o sal y por centrifugado se variaba la proporción de grasas. Se preparaba una solución más diluida para menores de seis meses y otra normal para los mayores de esta edad. Como no se podía garantizar la obtención de leche de vaca por un proceso totalmente aséptico, el doctor Alabern optó por prescribir siempre leche hervida.

Hasta tener instalaciones propias, la Gota de Leche compartió las dependencias del Ateneo Científico, Literario y Artístico de Mahón. El centro contaba con una sala de espera, otra para la dirección y consulta y un laboratorio para el análisis y la producción de la leche y la esterilización de los biberones.

Una de las críticas que recibió la institución fue que se oponía a la lactancia materna. "Se podría decir que la Gota de Leche tenía dos modelos: uno francés que fue el que llegó a Mahón y que era más partidario de la lactancia natural; y otro inglés que utilizaba más la leche artificial", afirma Salas. La posibilidad de una alimentación de biberón se llegó a asociar a la liberación de la mujer.

Los domingos Alabern recibía a los niños y a las madres para hacerles el reconocimiento. "La consulta era obligatoria para conseguir la leche", apunta el profesor. El auxiliar del consultorio, Guillem Orfila, registraba el peso de cada niño en una gráfica que permitía ver las variaciones.

Desde la Gota de Leche se creó también la Libreta del Desarollo y Alimentación de los Niños que recogía el historial de los pequeños hasta los 24 meses, momento en que abandonaban la institución. En 1909 la Gota ofreció también un servicio de consulta de medicina general y otorrinolaringología para niños enfermos.

Durante años, las subvenciones del Ayuntamiento de Mahón y de la Junta Local de Protección a la Infancia y las cuotas de los asociados mantuvieron la institución. "Los particulares contribuían según sus posibilidades, en los cinco primeros años el número de socios ya pasaba del centenar. Las subvenciones permitieron los servicios gratuitos para las clases más pobres", detalla Salas.

En 1910 la crisis bancaria que atravesaba Menorca frustó el proyecto de ampliación de la Gota de Leche. En 1939 la institución se disolvió definitivamente y el Dispensario de Higiene Infantil heredaba sus funciones. Tal vez en el peor momento a las puertas de una posguerra de raquitismo y racionamiento.

Baleópolis nº49 09/02/2010

Fuente
MOTILLA, Xavier & SUREDA, Bernat. La Gota de Llet de Menorca.

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