Heinrich M. Willkomm
1821-1895
Procesado y juzgado por un delito de alta traición por su adhesión a la asociación estudiantil, Willkomm estaba a punto de tirar la toalla. Expulsado de la Universidad de Leipzig, planeaba exiliarse a un hospital de India. El botánico Kunze le hizo entonces un encargo: herborizar, entre otras zonas, la Península Ibérica. Una misión que guiaría desde entonces su carrera y que en 1873 le trajo a Baleares.
El interés de Heinrich Moritz Willkomm por la botánica fue más que prematuro. Nació en 1821 en Herwigsdorf (Alemania) y ya en el colegio su obsesión por las plantas hizo que la dirección del centro le prohibiera su recolección. Sin posibilidad de acceder a estudios botánicos superiores, el alemán ingresó en la Universidad de Leipzig en 1841 para cursar Medicina y Ciencias Naturales.
Atraído por el movimiento universitario en defensa de una Alemania unida y libre, Willkomm ingresó en la asociación estudiantil, por entonces prohibida. La afiliación le supuso ser procesado junto a otros muchos estudiantes. Fue juzgado por delito de alta traición y expulsado de la universidad.
Atraído por el movimiento universitario en defensa de una Alemania unida y libre, Willkomm ingresó en la asociación estudiantil, por entonces prohibida. La afiliación le supuso ser procesado junto a otros muchos estudiantes. Fue juzgado por delito de alta traición y expulsado de la universidad.
«Este hecho marcó decisivamente su vida futura y la de la flora española», asegura el catedrático de Botánica, Juan Antonio Devesa, autor de Viajes de un botánico sajón por la Península Ibérica. Sin recurso alguno, Willkomm estaba decidido a emigrar a India donde trabajaría en un hospital. El catedrático Gustav Kunze le ofreció entonces una alternativa: el encargo de la herborización de Suiza, el sudoeste de Francia, el Algarve y el sur de España.
«Entre los botánicos europeos causó gran impresión la publicación del Voyage botanique dans le midi de l’Espagne de Pierre-Edmond Boissier en 1845», apunta Devesa. Un hecho que, junto a la situación privilegiada y la localización «de la flora más rica del continente europeo y una de las peor conocidas», convirtió a España en objetivo.
«Entre los botánicos europeos causó gran impresión la publicación del Voyage botanique dans le midi de l’Espagne de Pierre-Edmond Boissier en 1845», apunta Devesa. Un hecho que, junto a la situación privilegiada y la localización «de la flora más rica del continente europeo y una de las peor conocidas», convirtió a España en objetivo.
Para Willkomm nuestro país suponía, también, «el lugar idóneo para escapar de las presiones políticas y judiciales de su Alemania natal». Subvencionado por Kunze y otros botánicos, el alemán llega a Barcelona en 1844 con sólo 23 años. Allí comenzó sus herborizaciones que continuó luego en Valencia, Madrid, Andalucía y el Algarve.
Aquel primer asalto tuvo dos años de duración plasmados en innumerables crónicas botánicas y fue casi un viaje iniciático. A su regreso a Leipzig, Willkomm decide dedicarse por completo a la botánica y planea ya un nuevo viaje a la Península Ibérica. «El conocimiento de nuestra flora, mucho menos desarrollado, deparaba muchas más sorpresas a los estudiosos: muchísimas plantas eran desconocidas para la ciencia», señala el catedrático.
En 1850 Baleares estaba ya presente en el proyecto de una nueva expedición. Pero la falta de recursos la reduce a algunas provincias castellanas y al País Vasco. No sería hasta 1872 –con su situación económica mejorada tras convertirse en profesor de Botánica en la Universidad de Leipzig– cuando el archipiélago cobró fuerza entre sus objetivos.
Heinrich M. Willkomm inició sus nuevas herborizaciones en los alrededores de Barcelona hasta dar el salto a Baleares en marzo de 1873. El día 27 llegó a Menorca, donde permaneció diez días. Tiempo que aprovechó para hacer sus exploraciones botánicas en compañía del experto local Rodríguez Femenías (ver entrada), en cuya casa de huéspedes se alojaba.
El alemán –que viajaba con su hija y otros estudiosos compatriotas– visitó Cala Mesquida, Sant Lluís, el barranco de Algendar –«famoso por su belleza paisajística»– y El Toro.
El 6 de abril el vapor les trajo a Mallorca. La Albufera de Alcúdia –en pleno proceso de desecación– es su primera parada, donde destaca la presencia de Salicornia fruticosa. Durante más de un mes recorrió la isla de cabo a rabo: el Puig de Randa, Pollença, Artà, Valldemossa, Deià, Felanitx...
En Palma dijo que el bosque de Bellver era «una de las comarcas más ricas en plantas». Se maravilló luego ante las «colosales masas rocosas y pasos angostos» del Puig Gros de Ternelles. En Sóller su fructífera visita le permitió describir una nueva especie de gramínea: la Hordeum rubens con espigas de color rojo púrpura.
El 20 de mayo, tras una breve escala en Ibiza, Willkomm regresa a la Península. Su experiencia balear desembocaría en obras como Sobre plantas nuevas y críticas de la flora hispano-portuguesa y balear (1891) o Ilustrationes florae Hispanicae insularumque Balearicum (1892). Pero su mayor fruto sería el Supplementum (1893) a su Prodromus florae Hispanicae.
Publicada entre 1861 y 1880 en colaboración con el botánico Lange, supuso su obra magnánima. Resumen de sus viajes y de más de veinte años de trabajo. «Constituye la primera flora completa de la Península Ibérica elaborada con una extraordinaria pulcritud y precisión», afirma Devesa.
«No ha existido con posterioridad a Willkomm ninguna obra equiparable ni en objetivos ni en profundidad», añade. Pese a su fallecimiento en 1895, su logro se ha mantenido intacto más de un siglo.
Baleópolis nº93 18/01/2011
Fuentes
DEVESA, Juan Antonio. Viajes de un botánico sajón a la Península Ibérica
digitdevesa.googlepages.com/AE002834OCR.pdf
MATEO SANZ, Gonzalo. Willkomm y su labor como investigador de la flora española y de la Cordillera Ibérica.
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ResponderEliminarMuchas gracias
Fabián