Joaquim Maluquer
1892-1986
Su reputación como ingeniero creció hasta convertirse en directivo de una de las primeras y más importantes eléctricas de Cataluña. Sin embargo, Joaquim Maluquer se inició en la zoología antes que en su vida profesional. Miembro de una familia de naturalistas, se convirtió en uno de los principales herpetólogos del país, pionero en los estudios en Baleares.
Nació en Barcelona en 1892 y muy pronto desarrolló, casi de forma paralela, la faceta naturalista y la profesional. Se formó como perito industrial electricista y más tarde como ingeniero eléctrico, ampliando sus estudios en Inglaterra. Tenía sólo 17 años cuando entró a trabajar en AEG. Primero en Madrid y más tarde en Barcelona.
Sólo un año antes, Joaquim Maluquer había ingresado en la Societat Catalana d’Història Natural, fundada en 1899 por sus hermanos Salvador y Josep. Su formación no tenía nada que ver con las ciencias naturales, pero la herencia familiar le convirtió en miembro de una tercera generación de naturalistas.
Su carrera en las eléctricas comenzó entonces a crecer. En 1911 entró como montador de líneas de alta tensión colaborando en la instalación de la primera red de líneas de Cataluña. «En aquella época hacían parte de su recorrido a caballo. Para instalar la central de Capdellà, tuvieron primero que construir la carretera», relata su hijo, el ornitólogo, Salvador Maluquer.
Un año después ingresó en Riegos y Fuerzas del Ebro S.A. hasta ser jefe del servicio de operación y explotación en 1917. La empresa, con capital inglés y canadiense, acabaría por convertirse en la principal eléctrica de Cataluña. Por entonces ya se había iniciado en la zoología como especialista en herpetología. «Seguramente por abrir camino en una especialidad muy poco estudiada en la época», apunta el ornitólogo. Aquel 1917 había publicado una de sus obras fundamentales: Les serps de Catalunya, y se convertía en agregado a la sección herpetológica del Museo de Ciencias Naturales de Barcelona.
En 1918 Maluquer llegó a las Pitiusas como herpetólogo. Autor del primer inventario de reptiles y anfibios de Cataluña, llegó dentro de una comisión científica designada por el Museo de Ciències Naturals. Su objetivo era recoger material zoológico de las Islas.
No era la primera vez que el catalán visitaba Baleares. Había llegado a Mallorca en 1910 cuando su padre, presidente de la Diputación de Barcelona, viajó a Palma para un homenaje a Antonio Maura. Una estancia turística en la que el joven Joaquim visitó el laboratorio oceanográfico en el que Odón de Buen (ver entrada) –fundador y director del mismo– hizo de guía.
Su expedición balear –realizada del 24 de marzo al 1 de abril– también hizo escala en Palma, donde Maluquer recogió sus «primeros frutos herpetológicos». Moluscos, arañas, pequeños escorpiones y un buen número de ejemplares de la lagartija Tarentola mauritanica de la que constata «que puede romperse la cola voluntariamente».
LLEGADA A LAS PITIUSAS
El 26 de marzo, tras cinco horas y media de travesía en barco, llegó a Ibiza donde le esperaba el botánico Pius Font i Quer y el colector Enric Gros (ver entrada). En los alrededores de Vila recogería Melanopsis, un curioso caracol negro de agua dulce, y la primera Helix ebusitana, caracol endémico de las Pitiusas. Inútil le resultaría al catalán la búsqueda del sapo Bufo viridis y de serpientes. Al testimonio de los vecinos que confirmaban su ausencia, Maluquer –según la copia de su diario de viaje conservado en el Institut d’Estudis Eivissencs– añade: «Los fenicios ya vendían la loza de Ibiza diciendo que preservaba de estos animales porque estaba fabricada en una isla en la que no había».
Dos días después llegaría a Formentera. «He ido indagando en la fauna herpetológica de esta isla. No hay batracios, entre los reptiles sólo el dragó, la lagartija y la tortuga». Maluquer definió esta isla como un «paraíso» para las sargantanes, a las que cazaba con un golpe de rama de sabina, «que las aturde un momento, el suficiente para cogerlas y capturarlas». Los frutos teóricos de su viaje serían dos notas en el Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural donde recogía la presencia de la Testuda graeca en Formentera. En 1921 el herpetólogo alemán Robert Mertens le dedicaba la primera subespecie de la sargantana denominada Podarcis pityuensis maluquerorum.
«En los años 30 se pierde su vinculación con la zoología hasta ser presidente honorario de la Societat Herpetològica de Catalunya en los 80», recuerda Salvador. Cerca de medio siglo en el que Maluquer se dedicó de pleno a su trabajo como ingeniero.
En 1979 el ingeniero y herpetólogo se jubiló con 78 años. En sus 58 años de trabajo había visto su empresa incautada, su supervivencia durante la Guerra Civil y, después, convertirse en Fuerzas Eléctricas de Cataluña tras la quiebra instada por Joan March, precedente de la actual Endesa.
Baleópolis nº96 - 08/02/2011
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